El pasado 31 de marzo de 2025, se produjo una explosión por grisú en España, que se cobró la vida de cinco trabajadores en la mina de Cerredo, Asturias. Se trata del accidente minero más grave en la región desde la tragedia de 1995 en el Pozo Nicolasa (Mieres), que dejó 14 fallecidos.

Más allá del impacto local, este evento reabre una pregunta incómoda: ¿cómo es posible que un tipo de accidente que parecía parte del pasado, aún ocurra en pleno 2025?

Explosión por grisú en España

¿Qué es el grisú y por qué sigue siendo tan letal?

El grisú es una mezcla de gases inflamables principalmente metano que se libera en las minas de carbón. Su mayor peligro radica en que, cuando su concentración en el aire se encuentra entre el 5% y el 15%, puede detonar con una simple chispa. Es invisible, inodoro y extremadamente volátil.

Históricamente, las explosiones por grisú fueron responsables de algunas de las peores tragedias en la minería subterránea. Y aunque su ocurrencia ha disminuido gracias a mejoras tecnológicas y regulatorias, el riesgo no ha desaparecido.

¿Accidentes aislados o señales de alerta?

En los últimos meses se han reportado al menos tres accidentes fatales relacionados con atmósferas explosivas o tóxicas en 3 países distintos:

  • España (marzo 2025): explosión por grisú en Cerredo. Aún se debate si la operación tenía permisos vigentes o estaba en fase de exploración.
  • Chile (diciembre 2024): tres fallecidos por intoxicación con monóxido de carbono en una mina ilegal en Hijuelas.
  • México (diciembre 2024): tres trabajadores muertos por acumulación de monóxido de carbono en labores subterráneas de la mina El Limón-Guajes.

Todos ocurrieron en operaciones subterráneas, con condiciones precarias de ventilación y con gestión deficiente de riesgos críticos. Ninguno fue un caso fortuito.

¿Y si el problema es cómo diseñamos nuestras operaciones?

Este tipo de eventos refuerza la necesidad de adoptar una mirada que supere el simple cumplimiento normativo. El enfoque de Safety by Design o seguridad desde el diseño invita a que los riesgos se eliminen o mitiguen desde la planificación, antes de que exista el primer turno de trabajo.

En lo personal, considero que una de las metodologías más potentes para traducir esa visión en práctica es la gestión de controles críticos, basada en la guía del ICMM.

Esta metodología permite identificar de forma clara qué elementos son esenciales para evitar eventos de alta consecuencia, como una explosión de grisú.

A continuación, me tomo el atrevimiento de proponer algunos controles críticos que, de haber estado correctamente definidos, implementados y verificados en terreno, podrían haber evitado o atenuado esta tragedia:

Controles críticos para riesgos por gas grisú

  1. Sistema de Ventilación Forzada con Monitoreo en Tiempo Real
    • Propósito: Prevenir acumulación de metano.
    • Desempeño Esperado: Caudal constante, concentración bajo umbral (<1%), alarmas activas, sensores calibrados.
  1. Corte Automático de Energía ante Niveles Peligrosos
    • Propósito: Eliminar toda fuente de ignición al detectar metano.
    • Desempeño Esperado: Activación inmediata y autónoma, revisión periódica, cobertura total.
  1. Equipos Certificados a Prueba de Explosión
    • Propósito: Impedir que herramientas o máquinas generen chispas.
    • Desempeño Esperado: Certificación ATEX o equivalente, mantenimiento riguroso.
  1. Refugios Mineros Presurizados
    • Propósito: Proteger vidas si ocurre una explosión o escape tóxico.
    • Desempeño Esperado: Accesibilidad inmediata (<5 minutos), autonomía de oxígeno por 36 horas.

Reflexión Final

La explosión por grisú en España no fue un accidente imprevisible. Fue un recordatorio brutal de que los riesgos que creemos superados regresan cuando bajamos la guardia. Y aunque la minería ha avanzado, aún enfrentamos eventos que se repiten con décadas de diferencia, como si no hubiéramos aprendido lo suficiente.

Los accidentes fatales no son producto del azar. Son el reflejo de decisiones: de diseño, de inversión, de liderazgo. Y por eso pueden y deben ser evitados.

En el paradigma actual, la gestión de controles críticos es una herramienta fundamental para evitar tragedias como esta, no podemos prescindir de ella, pero también es momento de mirar más allá.

¿No será hora de dejar de “gestionar” los riesgos fatales y comenzar a eliminar la exposición humana a esos riesgos? No se trata de robotizar todo, no se trata de reemplazar personas por máquinas, se trata de diseñar entornos donde el ser humano no esté presente justo donde puede morir.

Un modelo que se basa en decisiones simples, tecnología al servicio de la vida, y una pregunta central:

¿Qué pasaría si, en vez de aceptar la exposición como inevitable, la eliminamos desde el origen?

Carlos Cuello Ramírez es  CEO de 80/20 Mining, Vicepresidente del Comité de Seguridad de SONAMI y  Consejero Asociado de  la Universidad de Queensland.


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