Existen multitud de metodologías de gestión de la producción que se pueden aplicar para reducir las ineficiencias en el funcionamiento interno de una empresa. En esta línea quiero resaltar lo que se denomina la gestión del despilfarro.
Taiichi Ohno, un experto japonés, identificó siete tipos de despilfarro en los procesos productivos. Estas fuentes de despilfarro, que todavía son aplicables, son:
- Exceso de producción, cuando la producción no se ajusta a la demanda.
- Tiempos de espera, cuando existen recursos ociosos pendientes de «inputs».
- Transporte, o movimientos o manipulaciones de materiales que no aportan valor.
- Proceso: cuando tienen lugar actividades innecesarias, problemas con maquinaria en mal estado.
- Inventario, como materiales obsoletos, excesos de existencias, almacenes intermedios.
- Movimiento, que no transporte, que implican movimientos innecesarios o incómodos para las personas.
- Defectos del producto o servicio, tales como las reclamaciones, garantías, rechazos, …
En un análisis rápido o detallado de cualquier organización se puede identificar despilfarros en cualquiera de las modalidades. Considerar las causas y conseguir reducir las ineficiencias del funcionamiento interno.
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